Este es un poema de Mario Benedetti (1920-2009), uno de los más grandes escritores sudamericanos. Un autor que recomiendo enfáticamente.
Era un vampiro que sorbía agua
por las noches y por las madrugadas
al mediodía y en la cena.
Era abstemio de sangre
y por eso el bochorno
de los otros vampiros
y de las vampiresas.
Contra viento y marea se propuso
fundar una bandada
de vampiros anónimos,
hizo campaña bajo la menguante,
bajo la llena y la creciente
sus modestas pancartas proclamaban,
vampiros beban agua
la sangre trae cáncer.
Es claro los quirópteros
reunidos en su ágora de sombras
opinaron que eso era inaudito,
aquel loco aquel alucinado
podía convencer a los vampiros flojos,
esos que liban boldo tras la sangre.
De modo que una noche
con nubes de tormenta,
cinco vampiros fuertes
sedientos de hematíes, plaquetas, leucocitos,
rodearon al chiflado, al insurrecto,
y acabaron con él y su imprudencia.
Cuando por fin la luna
pudo asomarse
vio allá abajo
el pobre cuerpo del vampiro anónimo,
con cinco heridas que manaban,
formando un gran charco de agua,
lo que no pudo ver la luna
fue que los cinco ejecutores
se refugiaban en un árbol
y a su pesar reconocían
que aquello no sabía mal.
Desde esa noche que fue histórica
ni los vampiros, ni las vampiresas,
chupan más sangre,
resolvieron
por unanimidad pasarse al agua.
Como suele ocurrir en estos casos
el singular vampiro anónimo
es venerado como un mártir.
por las noches y por las madrugadas
al mediodía y en la cena.
Era abstemio de sangre
y por eso el bochorno
de los otros vampiros
y de las vampiresas.
Contra viento y marea se propuso
fundar una bandada
de vampiros anónimos,
hizo campaña bajo la menguante,
bajo la llena y la creciente
sus modestas pancartas proclamaban,
vampiros beban agua
la sangre trae cáncer.
Es claro los quirópteros
reunidos en su ágora de sombras
opinaron que eso era inaudito,
aquel loco aquel alucinado
podía convencer a los vampiros flojos,
esos que liban boldo tras la sangre.
De modo que una noche
con nubes de tormenta,
cinco vampiros fuertes
sedientos de hematíes, plaquetas, leucocitos,
rodearon al chiflado, al insurrecto,
y acabaron con él y su imprudencia.
Cuando por fin la luna
pudo asomarse
vio allá abajo
el pobre cuerpo del vampiro anónimo,
con cinco heridas que manaban,
formando un gran charco de agua,
lo que no pudo ver la luna
fue que los cinco ejecutores
se refugiaban en un árbol
y a su pesar reconocían
que aquello no sabía mal.
Desde esa noche que fue histórica
ni los vampiros, ni las vampiresas,
chupan más sangre,
resolvieron
por unanimidad pasarse al agua.
Como suele ocurrir en estos casos
el singular vampiro anónimo
es venerado como un mártir.
Junto con J.M.Serrat (otro genio), convirtieron este poema en una canción:
Sus padres y hasta sus abuelos
fueron vampiros de prosapia
y tras su leve mordedura
sangre libaban a su anchas,
pero éste en cambio era un vampiro
que apenas si sorbía agua
al mediodía y en la cena
de noche y en las madrugadas.
Abstemio de sangre
era la vergüenza
de los otros vampiros
y de las vampiresas.
Este vampiro tan distinto
osó crear una variante
proselitista de vampiros
anónimos y militantes
bajo la luna hizo campaña
con sus consignas implacables
"Vampiros sólo beban agua,
la sangre siempre trae sangre..."
Pero temieron sus colegas
que esa doctrina peligrosa
tentase a los vampiros flojos
que beben sangre con gaseosa.
Y así una noche de tormenta
cinco quirópteros de lidia
le propinaron al indócil
sus dentelladas de justicia.
El desafío del rebelde
quedó allá abajo en cuerpo y alma
con cinco heridas que gemían
formando un gran charco de agua.
Lo extraño fue que los verdugos
colgados de una vieja rama
a su pesar reconocieron
el buen sabor del agua mansa.
Desde esa noche ni vampiros
ni vampiresas chupan sangre
los hematíes son historia
y el agua corre Dios mediante.
Y como siempre ocurre en estos
y en otros casos similares
el singular vampiro abstemio
es venerado como un mártir.
fueron vampiros de prosapia
y tras su leve mordedura
sangre libaban a su anchas,
pero éste en cambio era un vampiro
que apenas si sorbía agua
al mediodía y en la cena
de noche y en las madrugadas.
Abstemio de sangre
era la vergüenza
de los otros vampiros
y de las vampiresas.
Este vampiro tan distinto
osó crear una variante
proselitista de vampiros
anónimos y militantes
bajo la luna hizo campaña
con sus consignas implacables
"Vampiros sólo beban agua,
la sangre siempre trae sangre..."
Pero temieron sus colegas
que esa doctrina peligrosa
tentase a los vampiros flojos
que beben sangre con gaseosa.
Y así una noche de tormenta
cinco quirópteros de lidia
le propinaron al indócil
sus dentelladas de justicia.
El desafío del rebelde
quedó allá abajo en cuerpo y alma
con cinco heridas que gemían
formando un gran charco de agua.
Lo extraño fue que los verdugos
colgados de una vieja rama
a su pesar reconocieron
el buen sabor del agua mansa.
Desde esa noche ni vampiros
ni vampiresas chupan sangre
los hematíes son historia
y el agua corre Dios mediante.
Y como siempre ocurre en estos
y en otros casos similares
el singular vampiro abstemio
es venerado como un mártir.
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