En mi búsqueda de libros de vampiros he descubierto que muchos son novelas románticas. La mayoría. Parece ser un gran negocio editorial. ¿Por qué - me pregunto - ese afán femenino por héroes torturados y oscuros? Antes eran los piratas o bandoleros, ahora los vampiros. Claro que el elemento gótico y/o paranormal no es nuevo en el género. Ahí tenemos a Rebecca de Daphne du Maurier (1938) y el atormentado Maxim de Winter (magníficamente interpretado por Laurence Olivier en la adaptación cinematográfica de A. Hitchcock). La nueva "cenicienta" innominada debe luchar con el recuerdo de la hermosa Rebecca, primera esposa de Maxim, y la maligna ama de llaves.
Y antes de Rebecca tenemos a su directa antepasada Jane Eyre (1847) de Charlotte Brontë. ¿Qué oculta el hosco señor de Thornfield Manor, Edward Rochester? La mejor escena es aquella en la que un desesperado Mr. Rochester comprende que no podrá casarse con Jane.
Pero dejemos a Orson Welles. En 1803 Jane Austen publica La abadía Northanger, casi a la manera de una sátira de las novelas góticas que estaban de moda. El modelo es Los misterios de Udolfo de Ann Radcliffe (1794), libro que lamentablemente no se consigue en castellano de manera digital. Protagonistas pobres (Catherine Morland y Emily St. Aubert respectivamente), romance y un secreto que puede cambiarlo todo.
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