Al escritor argentino Julio Cortázar (con el cual siempre sentí la simpatía de haber pasado por las mismas aulas que yo) le gustaban los vampiros. Lo supe la primera vez que leí su novela magistral: 62/ Modelo para armar, que ahora agrego a las descargas. Para mí su famosa Rayuela no se compara con 62/. Ahí aparece la cuestión vampírica, no por supuesto a la manera de Meyer, sino de modo más simbólico y en relación con la condesa Bathory y el lesbianismo. Si les interesa un buen libro, sigan mi consejo y lean esa novela. No es fácil porque tiene mucho de rompecabezas, pero en eso está la gracia. Igualmente, si no leyeron nada de Cortázar empiecen por un texto más sencillo como Los premios. Los premios era una de las novelas preferidas de mi madre y su primera escena ocurre justamente cerca de mi domicilio, en el London City.
"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua." (Rayuela, cap. 7)
En su biblioteca personal, Cortázar tenía libros de vampiros. De hecho, confesó hacer leído
Entrevista con el vampiro de Anne Rice.
Su primer escrito al respecto fue en 1937 (compilado ocho años después) en
La otra orilla con el cuento "El hijo del vampiro". Ese mismo año escribió a Castagnino:
"Clavel te puse en el pelo
para alejar de tu almohada
la legión de los vampiros
y las brujas de cerámica
con que sueñas, niño tonto
cuando te vas a la cama"
Posteriormente en el "Soneto Gótico" perteneciente al libro de poesías
Salvo el crepúsculo escribe:
"Esta vernácula excepción nocturna,
este arquetipo de candente frío,
quién sino tú merece el desafío
que urde una dentadura taciturna.
Semen luna y posesión vulturna
el moho de tu aliento, escalofrío
cuando abra tu garganta el cortafrío
de una sed que te vuelve vino y urna
Todo sucede en un silencio ucrónico,
ceremonia de araña y de falena
danzando su inmovilidad sin mácula,
su recurrente espacio catatónico
en un horror final de luna llena.
Siempre serás Ligeia. Yo soy Drácula."
La mención de Ligeia remite a su admirado Poe (maestro que no por casualidad comparte con Quiroga) en un interesante juego intertextual.
En 1975 publicó la historieta Fantomas contra los vampiros internacionales imbuido políticamente por los nuevos dictadores que proliferaban en latinoamérica.
Según recoge su biógrafo M Goloboff, Cortázar escribió "Reunión con el círculo rojo", libro
Alguien anda por ahí, porque “Entré en ese restaurante y tuve miedo porque llegué a la convicción absoluta de que allí había vampiros”. Para el escritor argentino radicado en París, los vampiros “me introdujeron en un horror del que jamás me libraré del todo” Asimismo él bromeaba sobre "su posible condición vampírica, arguyendo su famosa apariencia juvenil y su alergia al ajo" (
Leticia Romero Chumacero)
Este ha sido mi humilde homenaje al querido Julio.
The Turning by Randis
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