Durante los 43 años de carrera profesional del doctor Hugo Nutini, investigador de la Universidad de Pittsburgh, realizados en México, más de 12 años han sido de trabajo de campo en el estado de Tlaxcala. La historia de la tlahuelpuchi causa escalofríos entre los habitantes mayores del área rural de Tlaxcala al recordarla; y es que apenas hace algunas décadas varios niños perecían después de haber sido chupados por este singular personaje que fue evocado por el doctor Hugo Nutini en su ponencia La chupada de bruja en Tlaxcala, en el marco del diplomado La Brujería Salud y Enfermedad, Nuevas perspectivas teóricas.
La necesidad de dar explicación a la muerte ha originado miles de estudios, teorías y también de leyendas, una de estas es la que recorre los poblados de Tlaxcala.
Se dice que las tlahuelpuchis son aquellas mujeres que chupan la sangre a los bebés. Estos individuos tienen el poder sobrenatural de transformarse en animales, principalmente en aves y, dentro de esta especie, el guajolote es el más común. "Entre las características que las personas de los pueblos han dado a las tlahuelpuchis es que éstas se convierten a la primera menstruación de la joven y de ahí en adelante tendrá la necesidad de chupar sangre de dos a cuatro veces al mes; la única manera de hacer que no haga daño es matándola", explicó el investigador de la Universidad de Pittsburgh, que lleva más de cuatro décadas realizando trabajo de campo en México.
Las tlahuelpuchis no pueden transformarse en animales en presencia de la gente normal, para ello la hipnotizan o se retiran a donde no puedan ser vistas. El rito que realizan para adquirir este don de transformación, según se cuenta, se hace el último sábado de cada mes, después de la media noche. "En la cocina de sus casas, las tlahuelpuchis hacen fuego con madera de capulín, copal, raíces de agave y hojas secas de zoapatl; cuando el fuego está ardiendo, la mujer camina sobre el tlecuil tres veces de norte a sur y de este a oeste; después se sienta sobre el fuego mirando al norte y sus píernas y pies se separan del resto del cuerpo. Toda ella es transformada en perro y coloca las piernas y sus pies sobre el tlecuil en forma de cruz. Este rito mensual se puede considerar como la recarga de baterías sobrenaturales que le permite por un mes transformarse de mujer en animal", detalló Hugo Nutini.
Otro de los rasgos que distinguen a estas personas, según relatos que el investigador recogió mediante entrevistas a los pobladores, es la luminosidad por la que se hacen acompañar, como si una bola de fuego rodara con ellas, además de un tenue olor a sangre.
La creencia es que el deseo de las tlahuelpuchís por chupar sangre aumenta con el tiempo frío y lluvioso. Los bebés que prefieren esta mujeres tienen entre tres y diez meses de edad, pues se cree que es la sangre de mejor gusto y la más fortificante. La mayoría de las chupadas ocurren entre la media noche y las cuatro de la mañana. En ese horario se dice que las tlahuelpuchis merodean en busca de víctimas; al acercarse a las casas se convierten en guajolote o en insecto y el siguiente paso es hipnotizar a los habitantes de la casa con su vaho. Una vez que todos duermen, la tlahuelpuchi vuelve adquirir su forma humana, chupa al niño y sale de la casa dejando la puerta entreabierta. "Las marcas que se observan en los pequeños son moretones y ronchas en el pecho y a veces en la espalda y cerca del cuello, además de un tenue o en ocasiones intenso color azulino o purpuriento en la cara o el cuello", relató Nutini.
Pero como todo fenómeno, la chupada de la bruja también tiene su antídoto entre los habitantes de la Tlaxcala rural. Los métodos que se utilizan para proteger a los bebés son un pedazo de metal brillante, un cuchillo o una caja de agujas o alfileres debajo de la cuna o cerca del petate donde duerme la probable víctima; unas tijeras abiertas, una cruz hecha con monedas en la cabecera de la cuna, un espejo o una cubeta de agua cerca de la puerta o donde duerme el niño; pero lo más efectivo, según creencias, son dientes de ajo envueltos en una tortilla y colocados en el pecho del bebé o varios pedazos de cebolla regados. Debido a que el fenómeno hasta mediados de los años 60's era muy común, en ese entonces la mortandad de los niños era de un 50 por ciento antes de llegar a la edad de cinco años y la gran mayoría en el primer año de vida, el doctor Hugo Nutiní investigó y dio una explicación científica a todo esto. "Existen cinco contextos en los cuales se pueden establecer las causas de la muerte de niños atribuidas a la tlahuelpuchi: asfixia, que ocurre cuando sus mamás los amamantan por la noche y se duermen con ellos en el pecho; sofocación, cuando en las noches muy frías se les cubre en exceso; ahogamiento, cuando después de amamantados no se les hace eructar y son acostados boca arriba; infanticidio, por venganzas; y la última es lo que se conoce como el síndrome de muerte súbita".
Fuente
2) Camazotz (deidad mesoamericana):
El culto de Camazotz empezó alrededor de 100 a. C. entre los indios zapotecas de Oaxaca, México; quienes veneraban un monstruo antropomórfico con cuerpo de hombre y cabeza de murciélago. El murciélago fue asociado con la noche, la muerte y el sacrificio. Este dios encontró su lugar rápidamente entre el panteón de los Quiché, una tribu maya que vivió en las selvas de lo que es ahora Guatemala y Honduras. Los quiché identificaron rápidamente el dios-murciélago con su dios Zotzilaha Chamalcan, dios del fuego.
3) Civatateo (azteca):
Como figuras demoníacas, se parecían mucho a estas otras figuras vampíricas como las lamias de la antigua Grecia. Las Civatateo vagaban por la noche atacando niños y dejándolos dejándolos paralizados o enfermos. Se les colocaban ofrendas en los cruces de camino para que se hartaran y no atacaran a los niños. Al mismo tiempo, si se quedaban allí, eran destruidas por la luz del sol.
4) Cihuateteo (azteca):
Las Cihuateteo o Cihuapipiltin en la mitología azteca eran espíritus, almas de mujeres nobles muertas al dar a luz (mociuaquetzque). Al contrario que a las Civatateo, se las honraba como a los hombres muertos en batalla.
En este sentido se asocian con la diosa Cihuacóatl y a veces se las considera enviadas desde Mictlán, el inframundo. Se decía que se las podía encontrar en los cruces de caminos llorando por sus hijos. Su origen es totonaca. Cuando llegaron los españoles, tomaron la creencia y la modificaron, dando lugar a la leyenda de la Llorona.
Las Cihuateteo eran pálidos esqueletos de blancas caras con garras de águila en vez de manos y vestidos de encaje decorados con tibias cruzadas.
HI...MUY BUENO ...GRACIAS ...
ResponderBorrarSaludos. Muy bueno, lo recomendé en mi página de Facebook alusiva a mi novela «Expediente Is34:14»: https://www.facebook.com/ExpedienteIs3414
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