El descenso

Ayer vine a Mar del Plata. Para quienes piensen que una ciudad costera no da para contexto vampírico sólo les tengo tres palabras: "The lost boys". No viajé en jet como Bill en True Blood sino en un micro de línea, empresa Cóndor-La Estrella, para ser exactos.Más allá de rechazar los sandwiches de miga que me ofreció una vieja sentada al otro lado del pasillo, no hubo ninguna razón para que los demás pasajeros sospecharan de mi condición real. La cuestión es que pasando Dolores pusieron una película. No cualquier película sino una de terror: "El descenso". Aunque me gusten ese tipo de films, no creo que sea la clase de entretenimiento que busca la gente en un colectivo, especialmente si hay niños y ancianos. Yo ya había visto la película, pero sin mucho más que hacer (aparte de mirar las vacas arracimadas bajo los carteles) decidí darle otra oportunidad.
"El descenso" trata sobre un grupo de amigas que van a una expedición en Los Apalaches. Como lo suyo es el deporte de riesgo, bajan a una cueva desconocida donde quedan atrapadas. La protagonista, Sarah, viene de un drama familiar lo que lleva a dudar al espectador de lo que ve: ¿una alucinación?
Pero el problema principal no es el encierro, sino el ataque de unos hombres-vampiro hambrientos y verdaderamente horribles. Blancos, ciegos y aulladores. Casi como Lord Voldemort, pero más feos.
Imaginen los gritos de las chicas y los chillidos de los rastreadores en medio de un micro lleno de gente que quiere dormir.
La película no es mala, pero no es para ver dos veces. Al final preferí las vacas del paisaje.




Hay una segunda parte que aún no vi.Sarah escapa de la cueva, pero como el comisario no le cree lo que pasó, debe acompañarlo al lugar y enfrentarse a sus miedos.