domingo, 8 de enero de 2012

La creación de Drácula (3 parte)

Ultima parte del artículo de Bill Warren.
«El período de finales de siglo es el amanecer de la tecnología. Es la época en que se inventaron el telégrafo, el cine, el dictáfono, y otros muchos aparatos, y pensé que sería interesante rodar la película al estilo de finales de siglo -dice el director-. Mi hijo Román siempre ha sido un gran fan de la magia, y cuando empecé a trabajar con él descubrimos que al comienzo el cine era una especio de juguete mágico porque se consideraba parte de la industria de la ilusión.
»En ciertas escenas llegamos a usar la vieja cámara Pathé accionada a mano. Intentamos resolver todos los efectos especiales tal y como se habrían hecho en aquella época desde las dobles exposiciones hasta los espejos pasando por toda la gama de efectos ingenuos, y ni tan siquiera se nos ocurrió adentrarnos en el campo de los modernos efectos especiales generados mediante ordenador.»
Alison Savitch, el supervisor de efectos especiales, pasó de la alta tecnología de Terminator 2: Judgment Day a Bram Stoker' s Dracula y dio el salto de los métodos más modernos de efectos especiales a los «efectos ingenuos» deseados por Coppola.
«Empecé a colaborar en el proyecto cinco semanas antes de. que finalizara el rodaje - explica Savitch-, Francis adoptó el enfoque de emplear lodos los viejos efectos especiales que pudieran sernos útiles, y esos maravillosos efectos especiales ingenuos no son nada caros: espejos, colocar la cámara detrás de teloneras [cortinas de muselina muy delgada sobre las que se proyectan imágenes] en las que hay anotaciones de diarios... ese tipo de cosas. Quería sacarles el máximo provecho posible, no tal y como se habría hecho en una producción de bajo presupuesto sino utilizando la información que poseemos hoy para mejorar los efectos especiales más ingenuos.»
Coppola no considera que la película necesite efectos especiales excesivamente espectaculares o impresionantes.
«Las películas son una ilusión —dice—. Si la historia funciona y si el público entra en ella, quizá acabe dándose cuenta de que los efectos especiales de esta película son distintos a los de otras. En el fondo, todo se reduce a que la historia  funcione, todo se convierte en un plus añadido, incluyendo los efectos especiales.  Obviamente sigo creyendo que cuando van al cine los espectadores quieren ver algo nuevo, y espero no equivocarme.»
La novela de Stoker está escrita en lo que se conoce como «estilo epistolar» y toda la acción es narrada mediante entradas en diarios, periódicos, cartas, artículos y otras fuentes similares. Eso no sólo dificultó el que Hart la adaptara, sino que presentaba un auténtico desafío a Coppola. Salvo en unas breves secuencias del Dracula de la Hammer esas cartas, diarios, etc, jamás habían aparecido en ninguna película basada en la novela de Stoker, y el director quería incluirlas.
«Hay que reconocer que Francis encontró formas muy elegantes y altamente cinematográficas de incluir las entradas en el diario-se entusiasma Hart-. Por ejemplo, un tren atraviesa los Cárpatos viajando por encima del diario de llarker, y el cuaderno de bitácora del Dcmctcr [el barco que lleva a Drácula hasta Inglaterra] es proyectado sobre las velas.»

Y Coppola no sólo utilizó la tecnología de finales del siglo XIX (un personaje mecanografía sus cartas), sino que llega a sugerir que el mismísimo Drácula se siente atraído hacia el mundo moderno porque le interesan sus innovaciones técnicas. Por ejemplo, en el guión Drácula se encontraba con Mina en las calles de Londres e iban al cine juntos. Habia dos razones que justificaban la escena: ayudaba a describir la aparición de la nueva tecnología (Drácula representaba el puente entre el mundo antiguo y el mundo moderno), y también estaban los motivos presupuestarios.
«No podíamos permitirnos el lujo de construir lodo el zoo de Londres -explica Hart-, y Francis quería que Drácula estuviera al corriente de los últimos adelantos científicos, como si su mente se encontrara años por delante de su época, por lo que deseaba que Drácula fuera al cine. La escena entre él y Mina es realmente conmovedora.»
Las películas llevaban muy poco tiempo siendo proyectadas en locales especiales (antes eran vistas en máquinas accionadas a mano), y los espectadores se impresionaban ante cualquier cosa que apareciese en la pantalla.
«Hemos utilizado un "tren fantasma”, un aparato usado para proyectar negativo en los primeros tiempos del cine -dice Savitch-, También hemos utilizado metraje antiguo en el que aparece la reina Victoria, y unos cuantos trucos con espejos.»
El guión original de Hart incluía una escena en la que Drácula se convertía en lobo, pero Coppola acabó decidiendo incluir unas cuantas transformaciones más -una niebla verde, una llama azul y una extraña criatura parecida a un murciélago-, en parte por las innovaciones que le ofreció el maquillador Greg Cannom.
«Una de las peores discusiones que tuvimos empezó porque Francis no paraba de preguntarme si no podíamos convertirle en murciélago -explica Hart-. Yo no paraba de repetirle que si rodábamos una escena en la que un murcielaguito saliera por una ventana el público se moriría de risa, y un día me dijo: "De acuerdo, ¿y si fuera un murciélago muy grande?” Acabamos creando un bicho al que bautizamos como “el murciélago sigiloso", y Francis concibió una nueva faceta tic Drácula que se parece mucho a un alma atrapada. No es humano y no es un murciélago, sino algo a medio camino entre una cosa y otra. No sólo es horrible, si no que resulta patético y digno de compasión: es como ver la maldición bajo la que vive Drácula. Es una escena asombrosa, y me sigue haciendo sentir deseos de llorar cada vez que la veo.»

«Savitch siempre estaba ofreciéndome  ideas y variaciones sobre lo que teníamos, y estas acababan convirtiéndose en planes detallados y listos para utilizar añade - Coppola -. La novela dejaba bien claro que Drácula podía adoptar varias formas. En el guión original aparte de Drácula estaba el lobo y una especie de monstruo lobuno, pero el murciélago gigante y otras formas son fruto de la creatividad de los maquilladores y de su capacidad para conseguir efectos creibles.»
Savitch no había trabajado con Coppola anteriormente, y quedó muy impresionado. «Sabe dar forma a las escenas -dice-. No se limita a trabajar con los actores, y utiliza todos los elementos como si fuesen arcilla para realzar la secuencia al máximo tanto si es una proyección muy sutil en la pared del fondo como las escenas que se desarrollan en los aposentos de las novias, donde empleó grandes cantidades de proyecciones y decorados muy extraños. Hay partes de la película muy, muy estilizadas -sigue explicando-, pero ver algo hecho con un enfoque distinto resulta tan original y refrescante y le da un aspecto tan poco corriente que no puedes evitar el que te fascine. Francis es uno de los pocos directores que no teme al color. Ya sabe, la típica protesta de que algo no debería ser así, el ciclo no tiene que ser anaranjado o del color que sea... eso no le asusta. La película es Drácula en toda su pureza, pero con la maravillosa visión estilizada de Francis Ford Coppola afirmando que valía la pena hacer otro Drácula. Es una forma muy pura de sensualidad mezclada con terror que acaba creando algo así como una película de Drácula para puristas.»
Coppola está de acuerdo con esa definición de la película.
«Cuando era pequeño, la novela me atraía porque me asustaba, pero toda la historia se origina en la sexualidad y el fenómeno ciútico -explica-. Creo que el mito del vampiro establece una comunicación directa con esa fascinación latente que hay dentro de todos nosotros.
»Ya he dicho que creo que los espectadores van al cine porque quieren ver algo nuevo, y cuando te enfrentas a un clásico como Drácula intentas aportarle algo personal, un poco de tu propia visión. Quería hacer algo que se saliera de lo corriente. Lo que verán es el libro tal y como era para Francis cuando lo leía en voz alta a esos niños de ocho años. Francis el ex estudiante de artes dramáticas filmando Drácula... eso es lo que hemos estado haciendo.


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