Mircea nació en Rumania, como su legendario antepasado. Pero integra la troupe del británico The Circus of Horrors.... |
VAMPIRESA. Asegura que no chupa sangre ni entierra a sus víctimas. | Sin llegar a ser una chica Almódovar es una muchacha rara. Tremendas ojeras, pómulos por demás salientes, pelo azabache hasta las caderas, mirada oscura y penetrante. Mujer de pocas sonrisas frente a cámaras. No sólo da el perfil para integrar las huestes de The Circus of Horrors, sino que la raíz del árbol genealógico del que ella cuelga nació en Rumania hace poco más cinco siglos: es descendiente directa de Vlad, el empalador, el hombre que inspiró la historia del Conde Drácula. Ambientado en el 2020, el espectáculo inglés Vivan los vampiros la tiene a Mircea III como una acróbata que practica un extraño arte que sólo ejercen cuatro artistas en el mundo: enfundada en un pequeñísimo maillot colorado, queda suspendida a 20 metros de altura, con el pelo enganchado en una soga que cuelga del techo, mientras lanza fuego por la boca. ¿No te duele la cabeza cuando hacés eso? Y, un poquito sí, pero la sensación es tan espectacular que soporto cualquier mínimo dolor. Además, muchas veces depende del público: si me aplauden y valoran mi número no siento nada feo. ¿Y habitualmente te aplauden? Sí, pero es raro todo. Porque la primera reacción es de puro asombro, después felicitan por lo que ven y me parece que al rato se compadecen de mí. ¿Por qué? Porque después de un ratito empiezo a sangrar. Por eso el acto sólo dura 7 minutos: pasado ese tiempo ya se atenta contra el cuero cabelludo y el tejido capilar. Esas partes mías son como los pies de una bailarina: mis herramientas de trabajo. ¿Tiene un nombre tu trabajo? No, no creo. Nosotros le decimos el número de Mircea. Es una mezcla de acrobacia circense y plasticidad escénica, que como no tiene mucha difusión en el mundo nadie se esforzó en ponerle un rótulo. Además, es un trabajo con intermitencias porque cada tanto tenés que parar unos meses para reconstruir parte del tejido que se haya dañado. ¿Qué formación actoral tenés? Ninguna, absolutamente. Yo vengo de una familia aristocrática rumana, que nada tenía que ver con los escenarios. Pero me enamoré y me casé con un hombre cuyos parientes sí tienen una hitoria circense. De ellos yo fui copiando cosas que me llevaron a este número. ¿Ellos también se colgaban de los techos? No, ninguno de ellos, pero tienen un manejo espectacular de sus cuerpos que me sirvió para poder hacer de mi figura lo que quiero. Con eso y otros datos que no puedo contar (no larga prenda sobre cómo lanza llamas por la boca) logré perfeccionarme en este número. Casada con el hombre que practica magia negra en el nuevo show de The Circus of Horrors, Mircea III dejó su Rumania natal en épocas de revolución para radicarse en Bulgaria, donde "conocí el amor de mis amores. El y su gente son artistas de alma, y yo llegaba de un pasado con mucha historia". ¿Te pesa ser la descendiente de Vlad? No, porque tiene su encanto. De Vlad sé tanto como la leyenda fue contando. El libro de Drácula está inspirado en él, que fue príncipe de Valaquia (entre 1448 y 1476), y un héroe para los habitantes de Transilvania. Ahí él siempre fue muy querido, y a pesar de que el autor de la historia de ficción asegure que dejó su ciudad para refugiarse en Inglaterra y otros rincones europeos, mi familia asegura que nunca dejó Transilvania. Jamás. Y mi familia tampoco, todos viven allá, todavía. ¿Ser descendiente directa del empalador te abrió las puertas de esta compañía? Quizás, pero si mi cuerpo no fuera elástico no estaría aquí. No soy de contar que soy la novena generación a partir de él... Eso despierta mucha curiosidad en la gente. ¿Suponés que tienen los mismos vicios? ¿Vos querés saber si entierro a la gente a pala y si soy una chupasangre? No sé si tanto... Bueno, los mismos vicios no, pero los secretos de vampiresa nunca se revelan. SILVINA LAMAZARES |
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