El Giaour (fragmento)
Pero primero, sobre la tierra, como vampiro enviado,
tu cadáver de la tumba será arrancado;
luego, lívido, vagarás por el que fuera tu hogar,
y la sangre de todos los tuyos has de beber;
allí, de tu hija, hermana y esposa,
a medianoche, la fuente de la vida secarás;
Aunque abomines del banquete, debes, forzosamente,
nutrir tu lívido cadáver viviente.
Tus víctimas, antes de expirar,
en el demonio a su señor verán;
maldiciéndote, maldiciéndose,
tus flores marchitándose están en el tallo.
Pero una que por tu crimen debe caer,
la más joven, entre todas, la más amada,
llamándote padre, te bendecirá:
¡esta palabra envolverá en llamas tu corazón!
Pero concluir debes tu trabajo y observar
en sus mejillas el último color;
de sus ojos el último destello,
y su postrera y vidriosa mirada debes ver
helarse sobre el azul sin vida.
Con impías manos desharás luego
las trenzas de su dorado cabello,
que fueron en vida bucles por ti acariciados
y con promesas de tierno amor despeinados;
¡pero ahora tú lo arrebatas, monumento a tu agonía!
Con tu propia y mejor sangre chorrearán
tus rechinantes dientes y macilentos labios.
Luego, a tu lóbrega tumba caminarás;
ve, y con demonios y espíritus delira,
hasta que de horror estremecidos, huyan
de un espectro más abominable que ellos.
Pero primero, sobre la tierra, como vampiro enviado,
tu cadáver de la tumba será arrancado;
luego, lívido, vagarás por el que fuera tu hogar,
y la sangre de todos los tuyos has de beber;
allí, de tu hija, hermana y esposa,
a medianoche, la fuente de la vida secarás;
Aunque abomines del banquete, debes, forzosamente,
nutrir tu lívido cadáver viviente.
Tus víctimas, antes de expirar,
en el demonio a su señor verán;
maldiciéndote, maldiciéndose,
tus flores marchitándose están en el tallo.
Pero una que por tu crimen debe caer,
la más joven, entre todas, la más amada,
llamándote padre, te bendecirá:
¡esta palabra envolverá en llamas tu corazón!
Pero concluir debes tu trabajo y observar
en sus mejillas el último color;
de sus ojos el último destello,
y su postrera y vidriosa mirada debes ver
helarse sobre el azul sin vida.
Con impías manos desharás luego
las trenzas de su dorado cabello,
que fueron en vida bucles por ti acariciados
y con promesas de tierno amor despeinados;
¡pero ahora tú lo arrebatas, monumento a tu agonía!
Con tu propia y mejor sangre chorrearán
tus rechinantes dientes y macilentos labios.
Luego, a tu lóbrega tumba caminarás;
ve, y con demonios y espíritus delira,
hasta que de horror estremecidos, huyan
de un espectro más abominable que ellos.
(...)
"Vampiro
by Neptune82"
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