El código culinario

Written by John Doe on miércoles, 26 de enero de 2011 at 3:08 p.m.

Aunque los delirios conspirativos de Dan Brown ponen a Leonardo Da Vinci en el centro de una sociedad secreta ocupado en pintar simbólicamente la supuesta verdad detrás del Santo Grial, lo cierto es que el genio florentino estaba más interesado en la comida que en otra cosa (bueno, también en sus inventos). Hijastro de un repostero, tuvo una taberna junto con Botticelli que no prosperó y trabajó durante años para Ludovico Sforza como jefe de banquetes. Aparentemente la pintura no era su principal ocupación. En el tiempo que tardó en realizar la ahora controvertida "Última cena", aprovechó para arrasar con las reservas alimenticias del convento (para angustia del abad).
En el libro Notas de cocina de Leonardo Da Vinci aparecen recetas y consejos relacionados con el arte culinario. Asimismo relata anécdotas como aquella en la que casi ahoga a su mecenas probando un nuevo invento. Destaco estas recomendaciones:

Para limpiar la sangre de los manteles
La sangre sobre un mantel, que puede deberse a un accidente con el cuchillo de trinchar o a un asesinato, no ha de ser motivo de preocupación, ni hay necesidad de molestar a los presentes mudando todo el mantel como antaño, si inmediatamente se trata la parte afectada frotándola fuertemente con agua de brotes de col templada.

De la manera correcta de sentar a un asesino a la mesa
Si hay un asesinato planeado para la comida, entonces lo más decoroso es que el asesino tome asiento junto a aquel que será objeto de su arte (y que se sitúe a la izquierda o a la derecha de esta persona dependerá del método del asesino), pues de esta forma no interrumpirá tanto la conversación si la realización de este hecho se limita a una zona pequeña. En verdad, la fama de Ambroglio Descarte, el principal asesino de mi señor Cesare Borgia, se debe en gran medida a su habilidad para realizar su tarea sin que lo advierta ninguno de los comensales y, menos aún, que sean importunados por sus acciones.
Después de que el cadáver (y las manchas de sangre, de haberlas) haya sido retirado por los servidores, es costumbre que el asesino también se retire de la mesa, pues su presencia en ocasiones puede perturbar las digestiones de las personas que se encuentren sentadas a su lado, y en este punto un buen anfitrión tendrá siempre un nuevo invitado, quien habrá esperado afuera, dispuesto a sentarse a la mesa en este momento.

De las conductas indecorosas en la mesa de mi señor
Éstos son los hábitos indecorosos que un invitado a la mesa de mi señor no debe cultivar (y baso esta relación en mis observaciones de aquéllos que frecuentaron la mesa de mi señor durante el pasado año):
Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni de espaldas a la mesa, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado.
·        Tampoco ha de poner la pierna sobre la mesa.
·        Tampoco ha de sentarse bajo la mesa en ningún momento.
·        No debe poner la cabeza sobre el plato para comer.
·        No ha de tomar comida del plato de su vecino de mesa a menos que antes haya pedido su consentimiento.
·        No ha de poner trozos de su propia comida de aspecto desagradable o a medio masticar sobre el plato de sus vecinos sin antes preguntárselo.
·        No ha de enjugar su cuchillo en las vestiduras de su vecino de mesa.
·        Ni utilizar su cuchillo para hacer dibujos sobre la mesa.
·        No ha de limpiar su armadura en la mesa.
·        No ha de tomar comida de la mesa y ponerla en su bolso faltriquera para comerla más tarde.
·        No ha de morder la fruta de la fuente de frutas y después retornar la fruta mordida a esa misma fuente.
·        No ha de escupir frente a él.
·        Ni tampoco de lado.
·        No ha de pellizcar ni golpear a su vecino de mesa.
·        No ha de hacer ruidos de bufidos ni se permitir dar codazos.
·        No ha de poner los ojos en blanco ni poner caras horribles.
·        No ha de poner el dedo en la nariz o en la oreja mientras esté conversando.
·        No ha de hacer figuras modeladas, ni prender fuegos, ni adiestrarse en hacer nudos en la mesa (a menos que mi señor así lo pida).
·        No ha de dejar sueltas sus aves en la mesa.
·        Ni tampoco serpientes ni escarabajos.
·        No ha de tocar el laúd o cualquier otro instrumento que pueda ir en perjuicio de su vecino de mesa (a menos que mi señor así se lo requiera).
·        No ha de cantar, ni hacer discursos, ni vociferar improperios ni tampoco proponer acertijos obscenos si está sentado junto a una dama.
·        No ha de conspirar en la mesa (a menos que lo haga con mi señor).
·        No ha de hacer insinuaciones impúdicas a los pajes de mi señor ni juguetear con sus cuerpos.
·        Tampoco ha de prender fuego a su compañero mientras permanezca en la mesa.
·        No ha de golpear a los sirvientes (a menos que sea en defensa propia). 
 ·      Y si ha de vomitar, entonces debe abandonar la mesa.

                                                              Picadora gigante de vacas
                                                                                                                                                                           

2 Responses to "El código culinario"

Comment by Fanny Riffel
26 de enero de 2011, 4:58 p.m. #  

Simplemente genial.

July
26 de enero de 2011, 5:17 p.m. #  

Mr. musculo oxy power (polvo) 1 cucharada sopera por litro de agua hirviendo. Remojar la tela ensangrentada previamente en agua fría, luego verter sobre la misma el preparado en caliente, dejar reposar, enjuagar con agua fría.
Si la sangre fuese de cerdo, dejar unas horas en remojo.

;)

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John Doe

Blogger. Ex estudiante de antropología de la Universidad de Buenos Aires. Mis "héroes" son James Frazer,Mircea Eliade, Joseph Campbell y Vladimir Propp.

 
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